9 gennaio 2009

Fabio, Dario, Benedetto y Alessandro



-Ti sei ripresa un po'? me preguntó Dario mientras cada uno preparábamos algo de comer.

-Ancora no.

Mientras cenabamos hablabamos de la gran fiesta que pensamos tener a fin de mes para destruir un poco la casa antes de irnos. La inesperada llegada de dos conocidos de la dueña de casa para ocupar la pieza de Fabio un par de semanas ciertamente complica nuestros planes. Terminamos de cenar, él una cazuela de espinaca y ricota envueltas en una crepe (preparada por su madre en Sicilia y traída por el en avión) y yo una pasta con crema, speck y pimienta. Me vuelve a preguntar, -adesso ti sei ripresa?

-Un po'.

Fabio, quien se había mudado a Mantova apenas ayer me solía preguntar "tutto bene?" A veces hasta mas de una vez al día, "tutto bene??? era claro que más que una pregunta era su modo de demostrar su afecto. No cabe duda que Fabio era el coinquilino perfecto.  El era el primero en levantarse y yo, siendo la segunda, me lo cruzaba cuando el iba saliendo de casa mientras yo estaba en la cocina preparándome el café en mi somnoliento estado matinal. Ya viendo su modo alegre de caminar, balanceándose de lado a lado mientras daba grandes pasos hacia el día que lo esperaba, me inspiraba a empezar el mío con más ganas.

Después lo volvía a ver tipo ocho, cuando el finalmente regresaba. No importaba que estuvo fuera estudiando todo el día, él siempre volvía de buen humor- y lo compartía. Estudiante de filosofía, siempre te daba vueltas tu lógica y te forzaba a ver las cosas de otro modo- enmascaradas en su tono humorístico.  Es un genio, en su companía te hace ver las cosas de un modo diferente, pero como estás entre risas ni te das cuenta.

Finalmente, una vez que la conversación se mudaba de la cocina al corredor- ya que cada uno encaraba para su habitación, él generalmente se resbalaba, o se llevaba alguna pared por delante, o se daba con un codo en la puerta. Todo porque estaba concentrado diciendo alguna declaración final, y al hacer grandes gestos perdía su balance y control. Todo un personaje... como dije antes, un genio.

También vivo con dos chicos más, Alessandro, quien me vive controlando bien de cerca y apenas me ve algo diferente me pregunta "bella mia, cosa c'é?" y Benedetto quien en un modo más varonil me dice a menudo "ma sei scemaaa???"

En fin, cada uno tiene su modo de mostrar el afecto- y yo, que encontré el departamento por Internet y lo tome sin conocerlos previamente, me siento afortunada de convivir con ellos.

Es una pena que los hombres Italianos solo tengan fama de no ser fieles a sus novias y que las madres los traten como príncipes (al punto que hasta se lo creen) pero algo queda cierto: a mí me saben cuidar y querer bien.

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